Bodega Bartolí, un bar de toda la vida en la calle Vallespir

En el pintoresco barrio de Sants en Barcelona, la Bodega Bartolí se erige como un bastión de tradición gastronómica desde su fundación en 1934 por Josep Bartolí Balcells.

Vicenç, su nieto, evoca con nostalgia esos tiempos de antaño mientras señala cómo la calle Vallespir, donde se ubica el establecimiento, ha cambiado a lo largo de los años. Aunque anteriormente rebosaba de talleres y actividad, ahora el aroma a café y tabaco barato aún perdura en este rincón de Sants, donde la clientela fiel sigue acudiendo en masa.

Bodega Bartolí
Imagen cortesía de Pau Venteo (lavanguardia.com), a quien pertenecen todos los derechos.

Albert y Vicenç, hermanos que mantienen la tradición familiar, junto con sus esposas Kati y Pili, han convertido la gestión del negocio en un asunto de familia. Con la sabiduría de Marina, la matriarca de 85 años, dirigen este pequeño barco que llena sus quince mesas de lunes a sábado, siempre por turnos y siempre con un espíritu familiar arraigado. En Bodega Bartolí, el lema es claro: todo se mantiene en el ámbito familiar. Y es que, como señala Vicenç, prefieren cerrar por las noches para no convertirse en «los más ricos del cementerio».

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Mesas con historia en Bodega Bartolí

Las paredes de la bodega están adornadas con reliquias de un pasado glorioso: ristras de ajos, fotografías de celebridades como Serrat o Manolo García, y sillas que han acogido a miles de visitantes a lo largo de los años. Es un remanso de autenticidad en medio de una era de globalización gastronómica, donde la calidad y la tradición son el sello distintivo.

Para aquellos que despiertan con apetito, el Bartolí ofrece un bocadillo de tortilla de patatas con un toque de anchoa que equilibra la dulzura de la cebolla, un manjar que encanta a los paladares más exigentes. La carta cuenta con una selección de vinos de denominación de origen y también ofrece vinos nuevos y vermut a granel, un viaje a los orígenes en un mundo en constante cambio.

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Delicias tradicionales

El menú, con un precio de 16,50 euros, es un festín para los amantes de la cocina tradicional. Desde lentejas estofadas hasta ensaladilla rusa, pasando por magníficos guisos como el fricandó o el codillo a la cazuela, hay algo para todos los gustos. Los platos de pescado, como el bacalao con sanfaina o las sardinas en escabeche, deleitan a los comensales con sabores auténticos y reconfortantes. Y para los más aventureros, los platos de temporada, como el revoltillo de trompetas de la muerte con butifarra negra, ofrecen una experiencia culinaria única.

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Comer en el Bartolí es más que una simple experiencia gastronómica; es una inmersión en la vida del barrio de Sants. Cada mesa cuenta una historia, y cada plato está impregnado de tradición y pasión por la buena comida. Como dice Vicenç, aquí te conviertes en un miembro más del vecindario, un honor que se reserva a aquellos que cruzan las puertas de la calle Vallespir y se sumergen en el corazón de Sants.

Visita la Bodega Bartolí en Carrer del Vallespir, 41, Sants-Montjuïc, 08014.