Sus calles estrechas, un tanto angostas y oscuras imprimen de carácter y personlidad al barrio. Un barrio tan rico que es imposible pasear mirando sólo al frente, inevitablemente la vista se eleva para poder apreciar el sinfin de detalles que de cada uno de los edificios. El paseo es agradable debido a que sus calles son llanas. Y si te dejas perder, llegarás a alguna plaza… La Plaza Real es de las más concurridas y la Plaza Sant Jaume una de las más encantadoras.
Su situación, muy céntrica, hace que sea perfecto llegar hasta allí de una forma fácil y también resulta muy cómodo para visitarlo mientras se realizan algunas compras o se disfruta de la gastronomía que ofrecen la multitud de bares y restaurantes que hay cerca.
Desde Portal del Ángel hasta la calle Avinyo encontramos un sinfín de tiendas y boutiques encantadoras y de lo más originales. Y desde ahí el paseo lleva hasta Las Ramblas y llega a la Plaza de Cataluña o el Port Vell y el Maremagnum si se camina hacia abajo.
Descubrir las preciosas tiendas y establecimientos que esconde, disfrutar la arquitectura y los constrastes, perderse por sus encantadoras calles… es una experiencia que merece la pena conocer y disfrutar en primera persona. Sin duda, querrás volver. Y si vives en Barcelona, se convertirá en uno de tus rincones favoritos en la ciudad.
