La propuesta culinaria se adapta a las estaciones y este otoño no es una excepción. Inspirada en los colores dorados y ocres de la naturaleza en el corazón de Barcelona, cerca del bullicio del paseo de Gràcia, se esconde un tesoro elegante y sereno: el restaurante El Jardín del Alma, ubicado dentro del Hotel Alma.
El chef Gheorghe Zgardan describe su cocina como «creativa, sencilla y emocional». La carta presenta una selección de platos clásicos reinventados con un toque especial, elaborados con productos locales frescos, algunos de los cuales provienen del huerto propio en Cabrera de Mar.
A simple vista, el edificio neoclásico podría pasar desapercibido, pero el establecimiento de cinco estrellas es mucho más que su fachada discreta. Tras la puerta de cristal, una escalera conduce a un vestíbulo donde la luz destaca las 130 acuarelas que cuelgan del techo, creando un ambiente teatral y tranquilo.
Uno de los platos destacados es la ensalada de temporada, que combina calabaza, setas, lechuga y un aliño de cítricos, evocando claramente la sensación otoñal. El chef señala que las setas son las protagonistas en este momento, y se presentan como sugerencias del día para aprovechar su disponibilidad.
El Jardín del Alma: un oasis gastronómico
El restaurante se encuentra en un edificio que data del siglo XX, construido sobre lo que fue el jardín de los Campos Elíseos en 1853. Aunque el progreso eliminó gran parte de este oasis urbano, se ha recuperado en parte y ahora sirve como el jardín interior del hotel.
Este rincón, rodeado de árboles y plantas exuberantes, es un refugio apacible del bullicio de la ciudad, un lugar donde se puede disfrutar de una charla relajada entre amigos o de una tarde perfecta con cócteles de autor y exquisitos platillos.
La creatividad de Zgardan se refleja en la preparación de platos como el cep, que se sirve a la manera italiana, cortado en finas láminas, salteado con aceite, piñones, praliné de piñón, rúcula y dos tipos de pimienta que le confieren un toque picante. Además, el chef pronostica que el faisán con hinojo y col será todo un éxito, ya que los platos vuelven vacíos de las mesas.
El menú también abarca clásicos atemporales, desde la lubina a la sal y el steak tartare hasta el arroz de cigalas. Para mantener viva la experiencia gastronómica, se ha implementado un servicio que recuerda a los antiguos tiempos, donde los camareros emplataban en la mesa, permitiendo que los aromas de los platos no se pierdan en el trayecto.
Armonía natural
El Jardín del Alma te ofrece el mejor plan para este otoño. Es el complemento perfecto de una experiencia culinaria con un espacio exterior encantador ideal para disfrutar de cócteles únicos. En este oasis urbano, las estufas proporcionan calor incluso en las noches más frías en otoño o en invierno, permitiendo a los comensales relajarse y deleitarse con el entorno tranquilo.
Por si fuera poco, el Hotel Alma, con su Jardín del Alma, representa más que un lugar de alojamiento de lujo. Es un refugio sereno en el corazón de la ciudad, donde la elegancia y la calidez convergen para ofrecer una experiencia única.